El despido procedente es una figura legal que permite a un empleador poner fin a la relación laboral con un empleado por motivos justificados. A diferencia del despido improcedente, en el cual el empleado tiene derecho a recibir una indemnización, en el despido procedente no se otorga ninguna compensación económica al trabajador. En este artículo, exploraremos los motivos comunes para un despido procedente y los derechos laborales que deben tener en cuenta tanto el empleador como el empleado.
Motivos para un despido procedente
Existen varios motivos que pueden justificar un despido procedente. A continuación, se detallan algunos de los más comunes:
Faltas reiteradas e injustificadas al trabajo
Una de las razones más comunes para un despido procedente es la falta reiterada e injustificada al trabajo. Esto incluye ausencias sin previo aviso, llegar tarde de manera constante o abandonar el lugar de trabajo sin autorización. Estas faltas afectan negativamente la productividad y el funcionamiento de la empresa, por lo que el empleador tiene derecho a poner fin a la relación laboral.
Impuntualidad repetida
La impuntualidad repetida es otra causa válida para un despido procedente. Si un empleado llega tarde de manera constante y no cumple con sus horarios de trabajo, esto puede afectar la organización y el rendimiento del equipo. El empleador tiene derecho a exigir puntualidad y, si el empleado no cumple con esta expectativa, puede tomar la decisión de despedirlo.
Desobediencia y falta de disciplina en el trabajo
La desobediencia y la falta de disciplina en el trabajo son motivos válidos para un despido procedente. Si un empleado no sigue las instrucciones dadas por su superior o muestra una actitud irrespetuosa hacia sus compañeros de trabajo, esto puede generar un ambiente laboral negativo y perjudicar la productividad. En estos casos, el empleador tiene el derecho de poner fin a la relación laboral.
Faltas de respeto verbal o físicas hacia el empresario o compañeros de trabajo
Las faltas de respeto verbal o físicas hacia el empresario o compañeros de trabajo son motivo suficiente para un despido procedente. El respeto mutuo es fundamental en cualquier entorno laboral y el empleador tiene la responsabilidad de garantizar un ambiente seguro y respetuoso para todos los empleados. Si un empleado muestra comportamientos agresivos o irrespetuosos, el empleador puede tomar la decisión de despedirlo.
Violencia física o verbal hacia familiares
La violencia física o verbal hacia familiares también puede ser motivo de despido procedente. Si un empleado muestra comportamientos violentos o agresivos hacia sus familiares, esto puede afectar su capacidad para desempeñar sus funciones laborales de manera adecuada. El empleador tiene el derecho de proteger a sus empleados y tomar medidas para garantizar un ambiente seguro y libre de violencia.
Vulneración de la buena fe contractual
La vulneración de la buena fe contractual es otro motivo válido para un despido procedente. Si un empleado actúa de manera deshonesta o engañosa, esto puede afectar la relación de confianza entre el empleador y el empleado. Por ejemplo, si un empleado revela información confidencial de la empresa o utiliza recursos de la empresa para beneficio personal, el empleador puede tomar la decisión de despedirlo.
Abuso de confianza hacia directivos o compañeros
El abuso de confianza hacia directivos o compañeros de trabajo también puede justificar un despido procedente. Si un empleado utiliza su posición o influencia para obtener beneficios personales a expensas de otros empleados o de la empresa, esto puede ser considerado como un abuso de confianza. El empleador tiene el derecho de proteger los intereses de la empresa y tomar medidas para evitar este tipo de comportamiento.
Disminución continuada del rendimiento laboral
Si un empleado muestra una disminución continuada en su rendimiento laboral, esto puede ser motivo de despido procedente. El empleador tiene el derecho de exigir un nivel de rendimiento adecuado y si un empleado no cumple con estas expectativas, puede tomar la decisión de poner fin a la relación laboral. Sin embargo, es importante que el empleador haya proporcionado al empleado las herramientas y el apoyo necesarios para cumplir con sus responsabilidades laborales.
Acudir al trabajo en estado de embriaguez o bajo el efecto de drogas
Acudir al trabajo en estado de embriaguez o bajo el efecto de drogas es motivo suficiente para un despido procedente. Estos comportamientos ponen en riesgo la seguridad y el bienestar de los empleados y pueden afectar negativamente la productividad y el funcionamiento de la empresa. El empleador tiene la responsabilidad de garantizar un ambiente seguro y libre de drogas y alcohol.
Acoso por motivos de raza, religión, discapacidad, orientación sexual o edad
El acoso por motivos de raza, religión, discapacidad, orientación sexual o edad es un motivo grave para un despido procedente. El empleador tiene la responsabilidad de garantizar un ambiente de trabajo libre de discriminación y acoso. Si un empleado muestra comportamientos discriminatorios o acosadores hacia otros empleados, el empleador puede tomar medidas para proteger a las víctimas y poner fin a la relación laboral con el agresor.
Situación económica, productiva u organizativa de la empresa
La situación económica, productiva u organizativa de la empresa también puede justificar un despido procedente. Si la empresa se encuentra en una situación financiera difícil o necesita realizar cambios en su estructura organizativa, el empleador puede tomar la decisión de reducir la plantilla de empleados. En estos casos, el despido procedente se basa en motivos objetivos y no en el desempeño o comportamiento del empleado.
Acoso sexual
El acoso sexual es un motivo grave para un despido procedente. El empleador tiene la responsabilidad de garantizar un ambiente de trabajo seguro y libre de acoso. Si un empleado muestra comportamientos de acoso sexual hacia otros empleados, el empleador debe tomar medidas inmediatas para proteger a las víctimas y poner fin a la relación laboral con el agresor.
Falta de adaptación al puesto de trabajo
Si un empleado no se adapta adecuadamente a su puesto de trabajo y no cumple con las expectativas del empleador, esto puede ser motivo de despido procedente. Es responsabilidad del empleado adquirir las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar sus funciones de manera adecuada. Si el empleado no cumple con estas expectativas, el empleador puede tomar la decisión de poner fin a la relación laboral.
Es importante tener en cuenta que esta lista no es exhaustiva y puede haber otros motivos específicos según la legislación laboral de cada país. Además, es fundamental que el empleador siga los procedimientos legales establecidos en su jurisdicción para llevar a cabo un despido procedente y garantizar que se respeten los derechos laborales del empleado.
El despido procedente es una herramienta legal que permite al empleador poner fin a la relación laboral con un empleado por motivos justificados. Existen varios motivos comunes para un despido procedente, como faltas reiteradas e injustificadas al trabajo, impuntualidad repetida, desobediencia y falta de disciplina en el trabajo, faltas de respeto verbal o físicas hacia el empresario o compañeros de trabajo, violencia física o verbal hacia familiares, vulneración de la buena fe contractual, abuso de confianza hacia directivos o compañeros, disminución continuada del rendimiento laboral, acudir al trabajo en estado de embriaguez o bajo el efecto de drogas, acoso por motivos de raza, religión, discapacidad, orientación sexual o edad, situación económica, productiva u organizativa de la empresa, acoso sexual y falta de adaptación al puesto de trabajo. Es importante que tanto el empleador como el empleado estén familiarizados con estos motivos y respeten los derechos laborales establecidos en su jurisdicción.






